Desde sus inicios en Alcoy en 1755, la industria del papel de fumar en el Mediterráneo español ha generado un coleccionismo único muy apreciado. Con innovaciones como los libritos plegados y los diseños artísticos, su legado de más de 160 años sigue fascinando.
Resumen del texto:
A lo largo del tiempo, la industria del papel de fumar en el Mediterráneo español ha dado lugar a uno de los coleccionismos más valorados y originales. La historia comienza en 1755, cuando la familia Albors estableció en Alcoy el primer molino con pila holandesa en la península Ibérica, impulsado por la creciente demanda de papel para tabaco en las colonias americanas.
Durante la primera mitad del siglo XIX, la industria experimentó avances significativos, como la introducción de libritos plegados, en 1815, y el uso de máquinas de papel continuo, lo que permitió la producción de papel de fumar de alta calidad con imágenes publicitarias consideradas hoy en día verdaderas obras de arte.
En el siglo XX, las presentaciones del papel de fumar se diversificaron, con más de mil marcas diferentes en formas variadas como estuches y carteras. Marcas icónicas como “Bambú” y “Blanco y Negro” reflejan la prominencia de la industria alcoyana, que llegó a representar el 70% de la producción global de papel de fumar. La expansión fue tan vasta que se establecieron fabricantes y almacenes en numerosos lugares alrededor del mundo, incluyendo ciudades en España, Portugal, y América Latina.
En la actualidad, el coleccionismo de estos artículos ha dado lugar a la creación de asociaciones en España, particularmente en la Comunidad Valenciana, el País Vasco, y Cataluña, así como en Francia, donde el interés es particularmente intenso. Esta fascinación por el papel de fumar sigue captando la atención de coleccionistas y aficionados a nivel global, reflejando su atractivo e importancia para muchas personas.